Después de que las quejas aumentasen en los USA y de que un laboratorio independiente analizase el hardware del iPhone, parece que el problema está en los algoritmos que usa el iPhone 3G para comunicarse con las torres de las operadoras.
El iPhone exige demasiada potencia de transmisión a la torre y cuándo ésta no puede seguir atendiendo peticiones, empieza a cortar llamadas o reducir la velocidad de transmisión. Eso explica el hecho de que AT&T mandara SMS a sus usuarios instándoles a actualizar sus iPhone 3G y también explica el motivo aparente por el que la actualización parece no haber funcionado: siguen quedando iPhones sin actualizar que “tiran abajo” el sistema cuando se conectan junto con otros actualizados al 2.0.2.
Visto en Roughly Drafted
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